18 septiembre 2007

Bubba gump




Una de las cosas más absurdas, escabrosas y sosas que he visto en toda mi vida. Sólo a un gringo idiota se le puede ocurrir una idea tan idiota. Al principio no entendí qué pedo. Fuimos a recoger del trabajo a una amiga de mi morra, en Cancún. ¿Y dónde trabaja?
–pregunté. En el Bubba Gump, me dicen. Bueno, vamos. Yo, ni idea. Ya en el lugar, en la de por sí insoportable zona hotelera de dicha ciudad, había unas letrotas con el nombre del lugar y un crustáceo feliz o algo parecido que no entendía ni me interesaba. Entran las chamacas a buscar a la tal amiga y yo me quedo esperando; me acerco a ver qué madre exhibían y veo cosas de Forrest Gump, chácharas carísimas como gorras, camisetas, pins, etc., y miro pa arriba y está pasando la película. En ese momento caí en la cuenta: claro, Bubba era el negrito menso, del menso del Forrest, en la tal película. Ver para creer: un restaurante idiota basado en unos personajes idiotas de una película idiota.

Sale la amiga, y durante el camino va diciendo que no tiene el menor pedo en trabajar ahí (la mujer estudió Teatro y literatura dramática en la Facultad de Filosofía y Letras, por cierto), que le encanta, que se acostumbra uno a tener todo el día, todos los días, o como dicen los sintéticos gringos, 7x24, la indigesta película baluarte de la historia “americana”, quesqe. Ay, a mí sí me gusta el Forrest, y el Bubba, no hay pedo, dice, es bien chido el lugar, y te tienes que aprender los nombres, como la hamburguesa Maryin o Jenny (o como chingados se llame la novia del Forrest), o las papas Bibis o no sé qué tanto más y atender al gringo bien, que se sienta como en casa (de su chingada madre, le diría yo).

Válgame…un restaurante “temático”, si se puede hacer resbalar ese concepto por el cogote. Los productos de una sociedad puberta, fofa, sosa, anodina, vacua y ociosa, en una ciudad pobre con disfraz de junior.