31 julio 2007

Suéltame, cerdo.



Era de madrugada y me despertaron unos gritos de mujer en la calle, decía suéltame, cerdo, suéltame, pinche marrano, no, chinga a tu madre, pendejo, suéltame, cabrón. Y unos apagados murmullos de hombre. Esto, claro, en dos segundos. Me saqué de onda, lo primero que pensé fue q estaban atacando a una chava. Me levanté de inmediato y me asomé a la ventana. En la calle de enfrente una pareja medio forcejeaba (medio porque ella como que se dejaba y no abrazar). Él era un torito, el típico torito marranón bien engelado y fajado; como que venían de un reven o algo. Tenían un carro blanco estacionado unos metros adelante. Ella le mentaba incesantemente su madre y le decía que la dejara en paz. Pensé en llamar a la policía, más por el escándalo, porque en sí ella no parecía estar en verdadero peligro. Le decía a “su gordo” entre sollozos que aquélla pendeja qué y cosas así, o sea, era una cosa de faldas, igual le cayó la morra en un bisne al wey. Total que no llamé a la tira porque el wey en sí resultó que traía una patrulla, traía un radio, que supuse era de patrulla o parecido, no creo q haya sido de otra cosa: pffffffffff….3-16…pffffff…tirirí …pffff…4-10, adelante……pffffff…
La vieja seguía con que chinga a tu madre, chinga a tu madre y chinga a tu madre, pendejo, pinche cerdo, cabrón, culero, bueno, era una cascada de flores que le soltaba al juda, y éste no mamita, permíteme, no, no te vas, no, pérate, y la cargaba, y la abrazaba y la trataba de cargar, porque varita de nardo no era, y bueno, la pinche parejita desvelándolo a uno.

Pero era tal la cantidad de mentadas de madre y tal el afán meloso del gordo de quererla suavizar, que pensé, pobre, morro, estás morro, estás mi chavo, carnal, no lejos está el día en que, si sigues con esa gordita, querrás regresar en el tiempo a este justo momento de la madrugada, a esta calle, en que ella te decía que la soltaras y la dejaras en paz. Arrepentido estarás, pinche menso, porque esta ruca te va a mamar toda tu vida útil, no la vas a aguantar, no vas a hallar dónde esconderte de ella, qué inventar para no verla. Ah, es que se me estaba pasando decir que el pobre morro, porque con todo y lo judas y toro que fuera y estuviera, era un morro mentalmente; el pobre wey le estaba diciendo, entre las mentadas de la ruca, cásate conmigo, cásate conmigo, vida… jajajajaja. Qué bárbaro, quererse casar con esa señora oso… jajaja, pobre vatito, ofuscado por el amor. Y la gorda mandándolo a chingar a su ojete madre 20 mil veces. Cada quién busca y halla su cruz.

En un punto, al juda enamorado se le salió algo de la academia: ella de plano ya se iba a echar a caminar o a correr, y el wey la jaló de la parte trasera del pantalón, justo como a un rata que acaban de agarrar; qué gracioso se vio, porque la morra chicoteó, o sea, como que rebotó en su fallida fuga y su china melena le bamboleó. Y puuuuta, se prendió aquélla, no, no, no, hijo de la re chingada, no, a mí no me jalas, puto, eh, chinga a tu madre, pendejo, a mí no me jalas, culero, qué te pasa, ojete, no me jales…
Sollozos, chinga a tu madres, cerdo ojete, más sollozos y abracitos reacios al galán. No, pero sí.

Oh, juventud enamorada.

3 comentarios:

Oscar Rios dijo...

vaya..
hasta q encuentro un blog en español n__n

Anónimo dijo...

Así es, viejo, por acá andamos. tengo otro blog que apenas esatoy consztruyendo de palabras muy majaderas del idioma español, particularmente del español de México. el fin es registrar el habla natural, ordinaria y hasta soez de la ciudad de México.
pero este blog q ves, es un tanto variopinto.
Salud y bienvenido
;>

Anónimo dijo...

asi le dijieron al wey de mi primo su vieja le dijo suelame chinga
estoy asta la madre de ti
kontesta perra judia
yu-gi_armandin_1318@hotmail.com