Este papelito sigue y seguirá quién sabe por cuánto tiempo circulando en el metro y los camiones. Más, menos, es el mismo de hace unos quince años que me acuerdo que lo traen, sólo que algunos piden para comprar semilla para trabajar la tierra. Esencialmente van a lo mismo, y creo q antes estaba escrito a mano. A veces es de colores, o simple, como éste. A veces lo trae un viejito, a veces un adolescente fuerte engelado, y en veces una niña 3 o 4 tallas menos de lo que corresponde a su edad.
Una amistad que tengo dice que no da limosna porque quién sabe en qué se lo van a gastar, o no porque se van a comprar droga. O no porque a ella, a la amistá, le costó su esfuerzo ganarse el peso que trae en la bolsa, y a la señora (aquí puede decir señor, niño, niñita, cuasi bebé, etc.) pomulosa, escuálida y gris, también le debe costar su esfuerzo ganar el pan.
Esto me recuerda al temor que me causan las personas que de jodidas o pobres suben un peldañito en la escala social, generalmente en el ámbito de los estudios, y una vez que tienen para comprarse unos zapatos medianones, se cagan en el pesebre y se ensañan cada que pueden con alguien similar a ellos. Y se arropan muy bien en ese discurso de que si a ellos les costó llegar hasta donde están (o sea, ahora puede sacar una tarjeta "Palacio" o quedarse en hoteles con H), a los demás les debe costar igual o más.
Los jodidos (que así se sienten, que tienen recelos clasistas), a los que todo les ha costado trabajo, que no tuvieron padres, o estaban bien, bien jodidos y no les pudieron dar nada, son gente temiblemente culera -y son los que sistemáticamente no dan limosna, por cierto.
Otros, muchos, estamos, fuimos, somos y seremos jodidos, y quién sa' por qué, las cosas solitas caen, sin buscar y sin traumas clasistas. Jodido soy, jodido fui... y cómo me divierto.
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