26 octubre 2008

Sobre "Un país en guerra..." o hacia el otro bicentenario, vol. I

Recientemente apareció en rebelion.org una reflexión de Gennaro Carotenuto, periodista italiano, sobre México y su preocupante situación social, económica y geográfica. Como bien apunta, somos el mayor narcoestado del mundo, y menciona otros datos pasmosos pero discutibles, como que 40% de los mexicanos quieren dejar el país para buscar mejores niveles y calidad de vida en otra parte. La estrecha dependencia económica de los Estados Unidos nos pone en un cuatro puntos ante su ya decadente poder, pero aún los gobernantes del país se empeñan en asirse del Tío Sam en picada.


Llama la atención el tono de alarma del autor sobre la insostenibilidad de la cotidiana violencia en la que se vive en muchas regiones del país. No dice en cuánto tiempo, pero afirma que 14 millones de mexicanos se han visto obligados a emigrar, y no siempre por factores económicos o como mojados al país del norte. Esta emigración abre enormes huecos en la sociedad, al mismo tiempo que es válvula de escape de la incapacidad de las admnistraciones de todos niveles de emplear una fuerza laboral diezmada y escasamente preparada.

Es desesperante que un país tan rico en recursos de todo tipo, flora, fauna, tan beneficiado geográficamente, con miles de kilómetros de costa, miles de horas al año de intensa luz solar, etc., tenga que soportar administraciones y desgobiernos tan abominables, pero no sólo a ellos, sino a también a los mexicanos, a los pinches "mexicanitos". Hay un viejo chiste que dice que El Creador estaba repartiendo los países y poniéndoles sus cosas, cuando le dice al maestro arquitecto: acá me le pones mucha agua, muchas playas, mucha vegetación, animales, montañas, ríos, un clima pocamadre, bosques...bueno, te encargo, maestro, que aquí quede de huevos. Y el maestro arquitexto: Señor, dispense, de verdad, me siento muy apenado, pero... ¿no cree ud. que está poniendo demasiadas cosas hermosas en un solo lugar? Y le dice El Creador: no te preocupes, hijo, ya lo había pensado, lo voy a compensar poniéndole un chingo de mexicanos.

Desafortunadamente hay mucha gente que hace todo lo posible por ser ese "mexicanito" zafio, obtuso, insensible y vivo ejemplo del chiste de arriba: tiran basura en la calle como si nada, desperdician el agua y la luz porque dicen que por eso la pagan, se pasan los altos porque son muy machos y cabrones, jamás dan el paso porque yo por qué, ofenden a las mujeres y las atacan porque para qué son pinches viejas... viven bien padre y bien felices "con su celular en la mano" porque "toman lo mejor de la vida", lo que dice la tele que está "chido" o lo que les beneficia primero y al último a ellos, sólo a ellos... y a lo mejor a su mamacita santa o a sus "chavos".

Este "mexicanísimo" panorama y la desolación retratada por Gennaro Carotenuto obliga a poner en acción el plan...
Un mexica por un güero...o japonés -o lo que sea.

Se trata de abrir las fronteras de este narcopaís azotado por la mediocridad y el "orita" a alemanes, suecos, japoneses, ingleses, holandeses, noruegos, coreanos, franceses y todo tipo de inmigrante que sustituya con una mentalidad "no mexicana", creatividad, ciencia y disciplina la salida de mano de obra barata para aprovechar ya, bien y de a deveras todo el caudal de privilegios de que goza el territorio nacional: desde el aire hasta las tunas, pasando por suelos, climas, gas, agua, petróleo y uno que otro investigador de los picudos que todavía quedan en áreas médicas, nucleares, químicas y afines. Por chusco, ofensivo, racista, segregasionista, nazi y hasta antipatriota que suene, en el fondo guarda una posibilidad real que la química y la biología han ocupado desde siempre: el repoblamiento a partir de elementos disfuncionales o ausentes en una comunidad dada.

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